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octubre 2019

¿Comprendemos los adultos el Duelo Infantil?

“El duelo es el pasaporte que nos saca del sufrimiento y permite que el dolor pase”

Jorge Bucay

El duelo infantil es muy diferente al del adulto, y la manera de expresarlo es variable en cada niño y en cada edad. Constantemente la información que los padres proporcionan al niño sobre la muerte es escasa, tardía y equivocada. Además, en un intento fallido de proteger al hijo del sufrimiento, suelen ocultar sus emociones negando el impacto de la muerte, lo cual impide al niño expresar sus propios sentimientos favoreciendo la aparición de dificultades y problemas psicológicos presentes y futuros.

¿Qué es el duelo?

El duelo se puede definir como el conjunto de representaciones mentales y conductas vinculadas con una pérdida afectiva, cuyo objetivo es aceptar la realidad de la pérdida y adaptarse al nuevo entorno. En el niño el proceso de elaboración del duelo vendrá determinado por la etapa evolutiva del desarrollo en que se encuentre, por su temperamento, su entorno social y particularmente por la actitud de los adultos que le rodean. Diversos estudios en psicología demuestran que los niños a los que se les informa de una muerte inminente, que son alentados a expresar sus sentimientos sobre la futura pérdida y que participan en el cuidado del enfermo, superan el duelo mucho mejor que aquellos que, por estrategia compasiva, son separados del familiar moribundo y de los rituales funerarios.

¿Cómo entienden la muerte los niños y cómo manifiestan su duelo?

Según la etapa madurativa en que se encuentre el niño, será distinta la manera de entender el concepto de muerte y la forma de expresar su duelo.

  Primera infancia (desde la lactancia hasta los 3 años de edad). Los niños tan pequeños obviamente no comprenden el concepto de muerte, pero sí de abandono o separación percibida como amenaza a su seguridad y bienestar. Ante la ausencia de la figura materna, presentarán inicialmente reacciones de llanto, inquietud y actitudes de alerta que con el tiempo darán paso a un estado de apatía.

  Niños de 4-6 años. En estas edades, los niños tienen un concepto limitado de la muerte y creen que es algo provisional y reversible. Además, predomina el “pensamiento mágico” de que los deseos pueden hacerse realidad, por lo que es necesario reiterarles lo ocurrido y su significado con un lenguaje claro y sencillo.

Aparecen con frecuencia los siguientes mecanismos de defensa: conductas de regresión (enuresis, succión del pulgar), angustia de separación, miedo a morir, perplejidad (preguntan reiteradamente por el fallecido, sobre cuándo va a volver), negación de la realidad, aislamiento y ambivalencia (parece no afectarles la pérdida y responden con preguntas o afirmaciones inadecuadas). Suelen sentir rabia por el abandono y lo expresan proyectándola hacia sus familiares y mediante juegos agresivos, travesuras, irritabilidad, o pesadillas.

  Niños de 7-12 años. En este grupo cabe destacar el hecho de que ya se diferencia la fantasía de la realidad, y también están presentes los sentimientos de culpabilidad. Puede ocurrir que el niño tenga habilidades para comprender la muerte, pero no para afrontarla adecuadamente. Entre las respuestas adaptativas más frecuentes se encuentran la negación (manifestada en comportamientos agresivos o excesivamente eufóricos en un intento de aislarse del dolor que no soportan), la idealización del fallecido, la culpabilidad (en niños que no pueden expresar la tristeza que sienten), el miedo y la vulnerabilidad (enmascarada en hostilidad), y la adquisición de un rol adulto (hermanos mayores cuidando de los pequeños).

Resolución del duelo

Los tiempos de resolución del duelo suelen ser más cortos en los niños y lo habitual es que éste se resuelva en pocos meses, si bien en algunos casos puede prolongarse e incluso producirse reagudizaciones. Se considera resuelto el duelo en una familia cuando existe la capacidad de recordar a la persona fallecida sin llorar ni desconcertarse y cuando se consiguen establecer relaciones nuevas y aceptar retos vitales.

Actividades para ayudar a los niños a elaborar el Duelo

1) Los cuentos son un gran recurso para ayudar a los niños a transitar por esta dolorosa etapa. Constantemente los niños se proyectan, es decir, se identifican con el personaje de la historia y asimilan recursos y estrategias que tal vez no veían viables.

Aquí les dejo una recomendación de mis favoritos:

Vacío
Julieta tiene una estrella
¿Dónde está el abuelo?
El Árbol De Los Recuerdos

2) Animar a los niños a hablar de la muerte y a expresar lo que sienten. Los niños pequeños pueden pensar que pronto les tocará morir a ellos o a otros familiares. Si los niños perciben que sus emociones son aceptadas por su familia, las expresarán más fácilmente y resolverán antes su duelo. Una buena fórmula para ello podría ser expresarse de la siguiente manera: “Si tienes ganas de llorar y estar triste a solas, me parece muy bien, pero después de estar así durante un rato, sería bueno que hablaras con alguien de cómo te sientes. Si quieres, puedes compartir tus sentimientos conmigo, aquí estoy para escucharte”.

3) Escribir un diario con los recuerdos que quieren mantener de la persona que falleció al tiempo que escriben su progreso día con día les ayudará a los niños a documentar sus emociones y ver el avance que tienen.

No debemos olvidar que el duelo infantil es diferente del adulto, por lo que los niños no suelen expresar sentimientos de tristeza o apatía, sino generalmente cambios de humor, disminución del rendimiento escolar, problemas de sueño o alimentación.

Si estas interesado en conocer más del tema te dejo una referencia bibliográfica que te puede ayudar. En caso de sentir que la situación está fuera de tus manos no dudes en contactar a un profesional.

 

Elaborador por:
Diana Arreola Torres
Mtro. Psicopedagogía