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octubre 2017

Quiere llorar, quiere llorar…

Aprendiendo a manejar las burlas

 

Los niños que son retados en clase o durante el recreo frecuentemente no quieren ir a la escuela. Desafortunadamente, las burlas pueden ocurrir en cualquier parte y es difícil prevenirlas a pesar de los esfuerzos de padres, profesores y administradores de la escuela para crear una atmósfera de cooperación (Ross, 1996). La mayoría de los niños pequeños se enfadan automáticamente si les llaman por un nombre o tratan de ridiculizarlos de alguna forma. Los padres no pueden proteger siempre a sus hijos de estas situaciones dolorosas, pero ellos pueden enseñarles estrategias útiles para ayudarles a tratar estas situaciones. Los niños pequeños que aprenden estos mecanismos a temprana edad, podrían estar mejor preparados para confrontar retos sociales y conflictos más trascendentes antes o durante la adolescencia.  

 

Es importante mencionar que no todas las burlas causan daño, las burlas durante el juego pueden ser divertidas y constructivas. Las burlas y el ser objeto de ellas pueden ayudar a los niños a desarrollar habilidades sociales que necesitarán cuando sean adolescentes y adultos (Ross, 1996). Las burlas juguetonas o humorísticas ocurren cuando todo el mundo se ríe, incluyendo la persona a la que se le está haciendo la burla. Al contrario, las burlas causan daño cuando incluyen ridiculizar, usar nombres ofensivos, insultar y decir o hacer cosas molestas. A diferencia de las burlas durante el juego, las burlas que causan daño pueden provocar que la persona molestada se sienta triste, herida o de mal genio. Burlas más hostiles como atormentar o acosar a la persona, podrían requerir intervención por parte de los padres, personas que cuidan a los niños, maestros o administradores de la escuela. 

 

¿Por qué los niños se burlan? 

Los niños se burlan por diferentes razones:  

  • Atención. Burlarse es una manera efectiva de recibir atención negativa y desafortunadamente, para muchos niños, recibir atención negativa es mejor que nada.

 

  • Imitación. Algunos niños modelan o imitan lo que está pasando con ellos en el hogar, actuando de la misma forma con compañeros de la escuela o del barrio. Estos son niños que pueden ser molestados por los hermanos o tienen padres agresivos o muy duros.

 

  • Sentimientos de superioridad y poder. Muchos niños burlones se sienten superiores cuando intimidan a otros, o podrían sentirse poderosos cuando la burla enfurece a otros (Olweus, 1993).

 

  • Aceptación de compañeros. No es poco común ver niños empecinados en comportarse burlonamente porque pueden percibirlo como “estar de moda”. Podría ser de ayuda para ellos sentirse parte de un grupo. La necesidad de pertenencia puede ser tan fuerte que el niño se burla de otros para ser aceptado por los niños más populares.

 

  • Mal entendiendo diferencias. La falta de entendimiento de diferencias podría ser el factor fundamental en algunas burlas. Muchos niños no están familiarizados o no entienden diferencias culturales o étnicas.

 

  • Influencia de los medios de comunicación masiva. Uno no puede discutir las razones de por qué un niño se burla sin antes reconocer la influencia poderosa de los medios de comunicación masiva. Nuestros niños están frecuentemente expuestos a burlas, comentarios derogatorios, sarcasmo y a falta de respeto en muchos de los programas de televisión dirigidos a ellos.

 

Después de toda esta información es importante que como padres tengamos a la mano estrategias para saber como lidiar con estos asuntos. 

Lo más importante es ver el problema desde el punto de vista del niño, sentarse con él y escucharlo atentamente sin juzgarlo. Dígale a su niño que describa cómo lo están molestando, dónde ocurre y quién lo está molestando. Entienda y valide los sentimientos de su niño.  

Podría ser de ayuda relatar su experiencia con las burlas cuando era niño. Las siguientes estrategias podrían ayudar:  

  • No reaccione exageradamente. Cuando los padres reaccionan con exageración, pueden influir en la reacción exagerada del niño.

 

  • Pasarle el mensaje, “Tú puedes manejarlo”.

 

  • Alentar al niño a estar con otros niños que lo hagan sentir bien y no mal.

 

Las burlas no pueden evitarse y los niños no pueden controlar lo que otros dicen; sin embargo, ellos pueden aprender a controlar sus propias reacciones. Los padres pueden enseñarles las estrategias simples enumeradas a continuación, que los fortalecerán mientras reducen sentimientos de impotencia. Cuando los niños se dan cuenta que hay estrategias efectivas que pueden utilizar en estas situaciones de burlas, sus habilidades de enfrentarlas se fortalecen. 

 

  • Hablar consigo mismo. Aliente a los niños a pensar sobre qué pueden decirse a sí mismos cuando los están burlando (Bloch, 1993). Un niño puede decirse a sí mismo, “Aunque no me guste esta burla, yo puedo manejarla”. Un niño debe preguntarse a sí mismo, “¿Es verdadera esta burla?”. Frecuentemente no lo es. Otra pregunta importante es, “¿La opinión de quién es más importante… del que está molestándome o la mía?” También es de ayuda para el niño que está siendo molestado pensar sobre sus cualidades para contrarrestar los comentarios negativos.

 

  • Ignorar. Reacciones de mal genio o llanto frecuentemente invitan a continuar las burlas; por lo tanto, generalmente es más efectivo para el niño ignorar al que lo está molestando. El niño que está siendo molestado no debe mirar ni responder al que lo está molestando. Los niños deben hacer de cuenta que el que se burla de ellos es invisible y actuar como si nada estuviera pasando. Si es posible, es recomendable alejarse del que lo está molestando. Los padres podrían intercambiar actuar el papel de “ignorar” con sus hijos y premiarlos por su excelente actuación. Debe señalarse que el ignorar podría no ser efectivo en situaciones prolongadas de burlas. 

 

  • El mensaje Yo. El “mensaje Yo” es una forma firme para que los niños expresen sus sentimientos efectivamente. Un niño expresa cómo se siente, qué le ha causado sentirse así y qué le gustaría que otros hicieran diferente. Por ejemplo, un niño podría decir, “Me siento enojado cuando te burlas de mis gafas. Me gustaría que no lo volvieras a hacer”. Esta estrategia generalmente funciona mejor cuando se expresa en una situación más estructurada y supervisada, por ejemplo, un salón de clase.

 

  • Visualización. Muchos niños responden bien a palabras visualizadas que les “rebotan”. Esto les da la imagen de no tener que aceptar o creer lo que se les dice. Esta imagen puede ser creada mostrándoles como un balón rebota en una persona. Otra visualización efectiva es que el niño simule que tiene un escudo a su alrededor que ayuda a que las burlas y malas palabras le reboten. Una vez más, esta técnica le da a los niños el mensaje de que ellos pueden rechazar estas humillaciones.

 

  • Estar de acuerdo con los hechos. Estar de acuerdo con los hechos puede ser una de las formas más fáciles de manejar un insulto o burla (Cohen-Posey, 1995). Si el que se burla dice, “Tienes muchas pecas”, el niño molestado responde, “Si, yo tengo muchísimas pecas”. Si el que se burla dice, “Eres un niño llorón”, el niño molestado puede responder, “Yo lloro fácilmente.” Estar de acuerdo con los hechos generalmente elimina el sentimiento o el deseo de esconder las pecas o las lágrimas.

 

  • Y? La respuesta “Y?” al que se burla muestra indiferencia ante la burla y le resta importancia. Los niños encuentran esta respuesta simple, pero muy efectiva.

 

Nosotros como padres podemos ayudar a nuestros hijos a entender que las burlas no se pueden prevenir y que ellos no pueden controlar lo que otros dicen. Sin embargo, pueden aprender a controlar sus propias respuestas y reacciones, lo cual hará la burla más manejable. 

Espero esta información haya sido de utilidad, no olviden que si el acoso escolar persiste ó si tu hijo presenta actitudes “fuera de lo normal” debes acudir a un especialista para una orientación más específica. 

 

Referencia: 

Berry, Joy Wilt. (1985). Let’s talk about teasing. Chicago: Children’s Press. 

Elaborado por: 

Diana Arreola Torres 

Mtro. Psicopedagogía